28 octubre 2010

BLOG CERRADO

Esta será la última entrada que se publique en el blog "El búho miope". No debería ser ninguna sorpresa dado que, como habrán comprobado mis escasos (pero selectos) lectores, el ritmo de actualización de la bitácora era manifiestamente mejorable, por decirlo finamente.

En un futuro cercano, abriré otro blog con otro nombre y, espero, un mayor compromiso por mi parte con sus actulizaciones. Pero creo que ya es hora de finiquitar este experimento iniciado hace ya unos añitos.

No lo borraré porque considero que algunos artículos publicados me quedaron así como curiosones y sería una lástima perderlos del todo. Seguramente, en el nuevo blog enlazaré a este como referencia arqueológica. Pero una cosa está clara: el búho miope remonta hoy el vuelo.

Gracias a todos los que me han seguido, espero verles pronto.

04 octubre 2010

La CEOE sigue cubriéndose de gloria

Hace nueve meses reflexionaba en este blog sobre lo absurdo que resultaba que, en plena crisis económica, el máximo órgano de representación de los empresarios, la CEOE, estuviera presidida por un señor que no se ha caracterizado por su buena gestión empresarial, precisamente. Pero es que hoy se ha sabido que uno de sus altos cargos, el director de Relaciones Laborales José de la Cavada, ha sido expedientado y multado por la Inspección de Trabajo por humillar a sus trabajadores. A las pocas horas de saberse esto, el organismo ha convocado elecciones anticipadas; no sé si hay relación directa entre una cosa y otra, pero me inclino a sospechar que sí.

No quiero caer en la retórica facilona de "empresario malo, trabajador bueno", ya que ese análisis es muy simplista, en todos lados cuecen habas, y también hay patronos responsables y currantes lajas. Pero que en la cúpula del sector se den semejantes ejemplos de ineptitud e iniquidad resulta alarmante. ¿Recuerdan el dicho de "la mujer del césar no sólo debe ser virtuosa, sino parecerlo"?  Pues eso.

En el pufo en el que nos hemos metido, nadie parece estar a la altura de las circunstancias: el Gobierno contradice su supuesta ideología y aprueba una reforma laboral que es el sueño húmedo del neoliberal más recalcitrante; la oposición explota electoralmente la situación, criticando la política del ejecutivo sin proponer medidas alternativas concretas; los sindicatos promueven una huelga general a destiempo, cuando ya no sirve para nada (y cuyo desigual seguimiento ha evidenciado que cuentan con menos apoyos de los que creían); la gran banca se frota las manos porque en gran medida provocó el pufo y se las ha apañado para irse de rositas, sin condenas juciales y con millones de euros de dinero público en las arcas; la CEOE ya la hemos abordado aquí; etc.

A este paso, ya sólo nos queda que la CIA descubra un vínculo entre ETA y Al Quaeda y nos acaben bombardando. Y eso que hoy estoy optimista...

11 septiembre 2010

De la Iglesia gana dos premios en Venecia, que para eso es de Bilbao

Me acabo de enterar de que Álex de la Iglesia se acaba de hacer con los premios a mejor guión y mejor director en el Festival de Venecia por su última película, Balada triste de trompeta, y me alegro mucho porque creo que este autor es, de lejos, lo mejor que le ha pasado al cine español en los últimos veinte años.

Curiosamente, no creo que tenga ninguna película redonda (ni siquiera El día de la bestia), ya que tiene cierta tendencia al barroquismo que, en ocasiones, le hace perderse por los cerros de Úbeda y desequilibrar la estructura de sus películas. Pero (y reconozco que esto es un poco contradictorio), si me gusta especialmente este director es, justamente, por sus excesos, por lo burro que es a veces y lo exagerado que puede llegar a ser con la violencia y su humor políticamente incorrecto.

Es uno de los pocos autores españoles que saben crear grandes momentos cinematográficos: en todas sus películas hay siempre un varios planos, un par de ideas, tres o cuatro secuencias, diálogos… algo  que están muy por encima de la media. Y además, posee un sentido muy particular de lo épico: ya sea el cura de El día de la bestia, la vendedora de pisos de La Comunidad o el extra cinematográfico decadente de 800 balas, comienzan siendo fantoches, pero acaban protagonizando hechos asombrosos, muchos de ellos heroicos.

La cultura española posee una particular habilidad para reflejar con extrema facilidad y naturalidad lo más tremendo de la vida mundana, los horrores cotidianos, un costumbrismo terrible que se ve en el Lazarillo, La Celestina, los enanos de Velázquez, los disparates de Goya o el esperpento valleinclanesco, por citar los más tópicos. De la Iglesia ha sabido entroncar con esa secular tradición hispana, modernizarla y ponerla en sintonía con referencias de la cultura popular internacional, como ejemplifica perfectamente ese mítico plano de “La comunidad” en el que una hosca Terele Pávez que parecía sacada de La casa de Bernarda Alba brinca por los aires como la Trinity de Mátrix:




Probablemente, esto haya provocado que De la Iglesia no sea un cineasta para todos los gustos, y puedo comprender que existan cinéfilos que lo odien. Su estilo es tan extremo que realmente me sorprende que, siendo como es tan freak-friendly (por ponerlo fino), haya logrado tantos honores oficiales (dirección de la Academia de Cine, Premio Nacional de Cinematografía, ahora esto de Venecia….), normalmente reservados a creadores más exquisitos, comedidos (y por qué no decirlo: aburridos).

Para variar, da gusto que algo del cine español con éxito fuera no esté firmado por Almodóvar….

P.D. Y ya que estamos reseñando premios, no es que me haya olvidado del Príncipe de Asturias a la selección española de balompié; es que me parece una idea pésima (como me lo parecieron en su día los concedidos a la selección de Baloncesto, a Fernando Alonso o a Rafa Nadal, lo cual ya comenté en su momento). ¿Se imaginan que el Nóbel sólo se lo dieran a suecos? Pues esto es lo mismo, ya todo el planeta se ha coscado de que el Asturia’s realmente es un galardón para glorificar los éxitos del deporte español. Pues nada, que les aproveche. Pero , por favor, que no vuelvan a decir eso de “premio con gran prestigio internacional”, que me entra la risa tonta.