30 octubre 2008

¡Vigilad los cielos! ¡Vuelven los marcianos!

Hoy hace 70 años que ese genio multidisciplinar que fue Orson Welles acojonó a medio EE.UU. con su retransmisión de La Guerra de los mundos, adaptación de la obra de otro ilustre Wells, Herbert George. En este enlace pueden descargar la versión original producida por la compañía teatral que por entonces había formado el futuro cineasta, el Mercury Theatre.

Es ya tópico extenderse en las consecuencias y el pánico colectivo que provocó, por lo que les ahorraré el cuento. Lo que nunca está de más recordar es que Welles, en esta adaptación, de alguna manera anticipó el lema de Marshall McLuhan “el medio es el mensaje”: la retransmisión no consistió en una lectura dramatizada y literal de la novela, sino que el guión fue concebido como una serie de boletines informativos que interrumpían un (falso) programa de variedades. Todo el poder de este trabajo proviene, pues, de que el oyente creyó estar escuchando algo real.

Si quieren, podemos hablar del evento en términos de engaño, pero yo prefiero considerarlo un fino ejemplo de metaficción producido muchos antes de que los primeros postmodernos empezaran a dar la vara con sus teorías.

29 octubre 2008

Reseña: "Hellboy 2. El ejército dorado"

Una nueva colaboración en Tumba Abierta, en este caso centrada en la última película de Guillermo del Toro, la nueva aventura de este personaje de comic creado por Mike Mignola que podréis leer en este enlace.

24 octubre 2008

Tetosterona reconcentrada

Miren el póster de la última película dirigida y protagonizada por Clint Eastwood:


Clint encabronado en plan vaquero urbano, un rifle, y un coche que, para más inri, es un Ford Gran Torino, el mismo que conducía Starsky (¿o era Hutch?) ¿Es o no es una inyección de tetosterona en vena?


En esta época políticamente correcta, esta loa al macho de otros tiempos tiene un punto provocador. Parece que Clint reta a todos los meapilas del mundo como diciéndoles: “¿Qué miras, gilipollas?”. El cineasta siempre tuvo un punto fachilla que a veces logra disimular con cosas como “Bird” o “Million Dollar Baby”. Pero aquí ha dejado entrever su vena más Harry el sucio, y la cosa, a pesar de los posibles conflictos ideológicos que me pueda acarrear (algún día explicaré mi relación de amor-odio con el cine de acción estadounidense), tiene buena pinta.

El miedo es que Clint, un muy buen director, ha firmado también un par de truños que, precisamente, eran cintas de acción (“El principiante” y “Firefox”). Pero da igual: si al final la peli no vale la pena, hay que reconocer que el poster le quedó más chulo que un ocho. El hombre sin nombre ha vuelto…

18 octubre 2008

Obama

Parece que a estas alturas de la película, el pucherazo del Partido Republicano tendría que ser muy bueno para que Barack Obama no ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos a principios de noviembre. La euforia que este hombre origina en todo el mundo es incontestable. Y es comprensible: ¿cómo no admirar al primer afroamericano que podría llegar a ser el tío que más manda en el país del Ku Klux Klan?

En Europa, la posibilidad de que sea Obama quien controle el botón nuclear ha sido recibida con gran entusiasmo, y no sólo por los más progres. Es cierto que los ocho años de Bush Jr., ya considerado por muchos el peor presidente de la historia en el país de las barras y estrellas, han sido determinantes para hacer de este planeta un lugar peor.
Y Obama parece una linterna al final del túnel, una antorcha de optimismo que nos liberará de la penumbra, un faro de esperanza que disipará las tinieblas, un... (¿hace falta que siga con las metáforas facilonas que contrapongan luz y oscuridad?). Por la cuenta que nos trae, ojalá el personaje responda a las altas expectativas depositadas en él.

Pero dudo mucho que la proverbial prepotencia internacional de Estados Unidos, su gusto por los bombardeos en Oriente Medio y su defensa a ultranza de ese capitalismo financiero que nos tiene tan contentos a todos últimamente, vayan a cambiar demasiado con Mr. Obama. Porque no olvidemos que el político más progresista de Estados Unidos viene a equivaler a un derechista moderado europeo.


Está claro que entre el rey de las papas fritas y Barack Husein, me quedo con este último. No porque sea el mejor (pues de un presidente estadounidense no se puede esperar cosa buena), sino porque es el menos malo...

14 octubre 2008

El mito de Apple (o cómo el diseño nos convierte en I-Diotas)


Si los rumores se cumplen, hoy Apple presentará una nueva gama de ordenadores portátiles. Aunque este anuncio no ha originado tanta expectación como el del I-Phone 3G, se ha convertido en la noticia tecnológica del mes.

Admito que es una gran marca y, de hecho, mi próximo ordenador será un Apple. No porque sea cool y modernito, sino porque me niego a utilizar es acosa llamada Windows Vista y no tengo paciencia para ponerme a experimentar con una distribución de Linux tipo Ubuntu (lo de Debian es que ni me lo planteo). Así que la única alternativa que me queda es el Leopard (felino nombre del sistema operativo de los Mac), que al parecer está bastante bien.

Pero creo que hay otras compañías igualmente validas en el mercado. La odiada Microsoft, sin ir más lejos, ha metido la gamba con su último sistema operativo, pero hay que reconocerles que su Office, aún existiendo buenas alternativas, es un producto intachable. Y el Windows XP no estaba nada mal (pantallazos azules aparte). En lo que a diseño se refiere, a mí los Sony Vaio me parecen más bonitos que los excesivamente minimalistas Mac. Estas opiniones, visto el estado de las cosas en la comunidad tecno-adicta, no dudo que causarán estupor a más de uno.

Lo digo porque Apple ha logrado crear un halo cuasi místico a su alrededor que la convierten casi en una religión. Los “maqueros” de pro serían capaces de matar si nombráramos en falso el nombre de Steve Jobs, Steve Wozniak o de Jonathan Ive.
En cambio, hay compañías que tiene mala fama sí o sí.

Microsoft se lleva la palma, y muchos la identifican como una pérfida corporación internacional que somete a los usuarios a durísimas restricciones de uso con el único objetivo de enriquecerse. Y, efectivamente, así es. Pero, ¿acaso Apple no hace lo mismo?


Hay pocos aparatos más restrictivos que un I-Pod. En cualquier reproductor Mp3, el usuario pude cargar y descargar canciones de un equipo a otro como si fuera un pendrive corriente y moliente. En cambio, el I-Pod se gestiona a través de un programita, el I-Tunes, que, aparte de conectarte con su tienda de canciones al mínimo despiste, evita que puedas copiar las canciones que contiene el cacharrito en otro ordenador. Si uno rebusca en los foros, hallará personas que lo han logrado mediante oscuros y complicadísimos procedimientos. Pero al final, es más cómodo usar un reproductor de la competencia, que se oye igual de bien.

¿Y qué me dicen del mítico I-Phone 3G? Me refiero a ese cacharrín tan mono y multitáctil, que se maneja maravillosamente bien… pero que no graba video, ni permite mandar fotos en un mensaje de texto (MMS) ni tiene videollamada a pesar de ser 3G, y que para colmo te obliga a firmar un draconiano contrato de permanencia con Telefónica para poder lucirlo. Vamos, que es un bluff en toda regla. Muy cuco, eso sí, y también muy cool, que para eso lo tienen Obama y Kim Catrall en Sexo en Nueva York.

En suma, Apple es una marca tan buena y tan mala como pueda serlo cualquier otra multinacional tecnológica. Como dije, me gustan mucho algunos de sus productos, pero no entiendo la fascinación sobrenatural que desprende. Es, ciertamente, un fenómeno de marketing digno de estudio.

Pero el caso es que a veces, con tanto I-Pod, I-Phone, I.Mac e I-Tunes, han conseguido que me a veces me sienta un poco I-diota…

05 octubre 2008

Reseña: "Wall-E. Batallón de limpieza"


Me acaban de publicar otra reseña en la web dedicada al terror y a lo fantástico Tumba Abierta. En este caso, babeo un poco glosando las muchísimas virtudes de la última maravilla de Pixar, Wall-E. Pinchen aquí para leerla.

01 octubre 2008

La guerra cotiza al alza


Hagamos un repaso de historia: en 1929 el sistema financiero de medio mundo se fue a hacer puñetas a causa del infame crack bursátil de Wall Street. El gobierno de EE.UU. tuvo que apretarse los machos y, renunciando a sus principios capitalistas, optar por el intervencionismo estatal.

El presidente Herbert C. Hoover lo inició todo con un plan de obras públicas de agárrate y no te menees (recuerden al famosa presa que lleva su nombre), pero quien le dio
un impulso crucial a esta política económica estatal fue Franklin D. Roosevelt, con su famoso “New Deal”.

Gracias a este proyecto se crearon programas de todo tipo que di
eron empleo público a los americanos afectados por la Gran Depresión. Pero la cosa funcionó sólo a medias y, en última instancia, el famoso New Deal no fue todo lo efectivo que se esperaba.

Sin embargo, EE.UU. salió del bache gracias al estallido de la 2º Guerra Mundial que, de golpe y porrazo, puso a medio país de uniforme y al otro medio a trabajar en la mayor industria del país, la armamentística.


2008: el sistema financiero de medio mundo se esta yendo a hacer puñetas a causa del infame estallido de la burbuja creada por las hipotecas basura. El gobierno de EE.UU. ha tenido que apretarse los machos y, renunciando a sus principios capitalistas, George W. Bush propuso una gran inyección de capital estatal a los bancos privados que supone la mayor medida intervencionista que se recuerda desde los tiempos de Roosevelt. Por ahora, el Congreso ha rechazado la propuesta, pero aún queda conocer el parecer del Senado.


El cuento me está sonando demasiado. Irán está a tiro, Corea del Norte muy cerca y últimamente se está recalentando a fuego lento la Guerra Fría y de pronto Occidente ya no es amiguito de Rusia. Estamos a un paso de que la historia se repita, pero no creo yo que una tercera guerra mundial vaya a solucionar nada…